viernes, 12 de octubre de 2012

Crecen como la verdolaga niños haitianos de pedigüeños en las calles de RD

Panorama Digital SANTO DOMINGO, Rep. Dominicana.- Vivarachos e inocentes a la vez lucen decenas de niños y niñas de origen haitiano que piden limosnas en las principales avenidas de la capital dominicana.
Desafiando por un momento las altas temperaturas, y en ocasones las lluvias que suelen sorprenderles, los infantes se lanzan delante de los vehículos para mendigar lo que sea que les permita vivir.
Todos tienen el mismo alegato en su tarea diaria, de lunes a lunes: "lo hacemos para comer porque no tenemos comida".
Desde las 7:00 de la mañana y durante 16 horas de intensa jornada, los infantes se tiran a las calles en busca de uno, dos y hasta cinco pesos que reciben de uno que otro buen "samaritano" a bordo de uno de los cientos de vehículos que ven cruzar a su paso.
Entre los cambios de luz del semáforo, una niña de unos nueve años de edad, llamada Doriet, aprovecha para corretear y jugar con sus compañeritos, todos de origen haitiano, sorteando el peligro de los vehículos de la  transitada avenida Abraham Lincoln.
La vida de Doriet corre peligro, pero ella lo ignora, y al preguntarle se torna lacónica en su respuesta y solo atina a solicitar dinero o comida.
“Dame cuarto, pá comé, yo tené hambre”, reclama Doriet mientras esquiva las preguntas del reportero de Panoramadigital.com.do sobre las cosas que hacen a diario, como viven y desde donde se trasladan.
La presencia de niños haitianos mendigando es frecuente en las calles y avenidas del Distrito Nacional y Santo Domingo, y, a menudo, se denuncia que se trata de redes de tráfico que tienen como negocio alquilar a los menores a gente que le explota en distintos trabajos que van desde  robar pequeñas cosas, mendigar, traficar con drogas y hasta prostituirse.
Pero los niños dominicanos no escapan de esta realidad, pues el descuido y la pobreza en la que viven los hace presa de las bandas criminales que operan en los sectores humildes del país.
En la calle El Retiro del Ensanche Paraíso, Pedrito mueve su caja de limpiabotas mientras contempla azorado la altura de los rascacielos ubicados de lado a lado de las aceras de esta exclusiva zona residencial del Distrito Nacional.
A diferencia de su barrio, “La Loma del Chivo de Herrera”,  donde las casas ofenden a la dignidad humana, en este sector “cualquiera se marea mirando pá rriba”.
En República Dominicana, el  trabajo infantil y el abuso y explotación sexual comercial de niños y adolecentes es castigado por la ley 136-03, que creó el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI), como el órgano administrativo del Sistema Nacional de Protección de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia.
La Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI),  realizada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el 2000, indica que cerca del 66% de los niños que trabajan (436,000) tienen entre cinco y 14 años.
Asimismo, indica que en el país el 42% de esa población ingresó al mercado laboral antes de los diez años.
El estudio establece que la edad temprana de inicio en el trabajo infantil compite con la asistencia a la escuela y el rango de peligrosidad del mismo expone a muchos niños a situaciones que ponen en peligro su salud, educación e integridad personal.
Por David Ruíz. d.ruiz@panoramadigital.com.do